La calidad de los alimentos es fundamental para vivir más y mejor
La dieta baja en carbohidratos puede llegar a ser un valioso aliado de la salud. Este patrón dietético ayuda en el control de peso y es un punto de referencia útil cuando se trata de reducir el riesgo de muerte prematura. Para profundizar en el segundo beneficio, algunos investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard (Estados Unidos) trabajaron en un estudio.
La conclusión publicada en las páginas de la revista Jama Internal Medicine, afirma quelas dietas caracterizadas por una baja ingesta de carbohidratos y una cuidadosa selección de la calidad de estos nutrientes se asocian con un menor riesgo de aproximadamente el 27% de muerte prematura.
Este estudio representa un avance de gran importancia para aquellos que quieren entender algo más sobre la alimentación saludable. Por primera vez, de hecho, los expertos profundizaron en los efectos de una dieta baja en carbohidratos teniendo en cuenta no solo la cantidad de macronutrientes, sino también su calidad.
El equipo examinó datos de 37,233 adultos de 20 años o más. En el seguimiento, fue posible descubrir que la asociación entre las dietas bajas en carbohidratos y lipídicas con la mortalidad está fuertemente vinculada a la calidad de los nutrientes traídos a la mesa.
Relación entre dietas de calidad y riesgo de mortalidad
Los resultados del estudio fueron comentados por Zhilei Shan, autor principal del trabajo científico y becario postdoctoral en epidemiología nutricional. El experto, que se refirió a la vivacidad y polémica del debate relacionado con los efectos de las dietas bajas en carbohidratos,reiteró cómo la calidad de los macronutrientes tiene un impacto en nuestra salud que no debe pasarse por alto (muchas veces nos detenemos más que nada en la cantidad).
Para darse cuenta de esto, es suficiente señalar que, durante el período de observación, Shan y su equipo encontraron un riesgo 12% mayor de muerte prematura en sujetos acostumbrados a consumir carbohidratos poco saludables (por ejemplo, los del pan blanco).
En resumen, el consumo de carbohidratos refinados y alimentos con azúcares añadidos se asocia negativamente con la salud, mientras que el consumo de carbohidratos integrales, verduras sin almidón y frutas enteras es beneficioso.
Los carbohidratos de baja calidad, como los cereales refinados y los azúcares agregados, proporcionan un valor nutricional limitado, y su alta carga glucémica está asociada con altos niveles de glucosa, insulina, resistencia a la insulina y dislipemia.
Cuando se trata de una dieta baja en carbohidratos, es crucial especificar que este patrón de alimentación no es para todos. Entre las situaciones en las que se debe evitar se encuentra el periodo de lactancia, así como las vías de tratamiento farmacológico de la diabetes. La dieta baja en carbohidratos está contraindicada incluso si se tiene hipertensión. Por seguridad, en cualquier caso es recomendable buscar el consejo del médico antes de emprenderlo concretamente.