A 15 años del último show de Gustavo Cerati: música, excesos y un “Adiós” en Venezuela

El 15 de mayo de 2010, Gustavo Cerati ofreció en Caracas el último concierto de su carrera. Fue en el Estadio de Fútbol de la Universidad Simón Bolívar, al aire libre y durante una noche tibia, atravesada por una lluvia intermitente y un ambiente eléctrico. El recital formaba parte de la gira Fuerza Natural, iniciada en 2009 para presentar el quinto álbum solista del exlíder de Soda Stereo. Horas más tarde, el músico sufriría un accidente cerebrovascular (ACV) que lo dejaría en coma durante más de cuatro años, hasta su muerte el 4 de septiembre de 2014.
Vestido completamente de blanco, abrió el concierto con la canción “Fuerza natural”. Ese fue el punto de partida de una lista de 25 temas. Lo acompañaban sus músicos habituales: Richard Coleman en guitarra, Fernando Samalea en batería, Fernando Nalé en bajo, Leandro Fresco en teclados y programación, Gonzalo Córdoba en guitarras y Anita Álvarez de Toledo en coros.
El comienzo del show estuvo dedicado por completo al nuevo álbum. “Magia”, “Deja vú”, “Desastre”, “Amor sin rodeos”, “Tracción a sangre” y “Cactus” construyeron una secuencia que el músico había establecido como regla artística para toda la gira. Él insistía en presentar su último disco como una obra cerrada, sin concesiones. Lo interpretaba en orden y con un outfit diferente, de negro para esos temas y de blanco para el resto.
A medida que avanzaba el concierto, Gustavo fue incorporando canciones de trabajos anteriores. De Bocanada sonaron “Perdonar es divino” y “Paseo inmoral”. De Ahí vamos, “Crimen”, “La excepción” y “Lago en el cielo”. También incluyó material de Amor amarillo como “Pulsar”, “Te llevo para que me lleves” y “A merced”, esta última interpretada solo con su guitarra, en una versión exclusiva para el final de la gira. En medio del set, rescató también “Tratame suavemente”, una canción emblemática de Soda Stereo escrita por Daniel Melero, que había sumado para poder utilizar una guitarra doble cuello Mosrite que quería estrenar en vivo, según narró Juan Morris en Cerati: La biografía.
Durante la interpretación de “Lago en el cielo”, improvisó un solo extenso, más largo de lo habitual. “Esa noche, en Caracas, el solo de viola que se mandó fue muchísimo más largo que de costumbre”, recordó Richard Coleman en el libro Cerati: Conversaciones íntimas, de Gustavo Bove. La canción, una de sus preferidas, sería la última que tocaría en su vida. “Un lago en el cielo para todos… acá que estamos bien alto, gracias Caracas”, dijo antes de arrancar el tema.
El concierto cerró con un gesto. Se llevó la mano al corazón, lanzó un beso al público, levantó los brazos y se despidió con una frase breve: “Hasta la próxima, chau”. Nadie en el estadio imaginaba que ese sería su adiós definitivo.
Horas antes, Gustavo había llegado a Caracas tras un show en Bogotá, donde se había presentado el 13 de mayo en el Coliseo El Campín. Aquella noche, según relataron testigos citados por el reconocido medio colombiano Las2Orillas, el músico fue visto en el bar Armando Records, un exclusivo local de la capital.
Rodeado de un séquito de mujeres jóvenes, consumió whisky y cocaína durante varias horas. “Lo vi aspirando cocaína como loco. Desde entonces dejé de consumir”, escribió un asistente al bar en una carta publicada en el mismo medio. El relato coincide con los testimonios recogidos por el periodista Tomás Eliaschev, autor de una crónica publicada en Cromos, que sostuvo que durante la gira el cantante mezclaba alcohol, viagra y drogas. La relación con la modelo argentina Chloé Bello, 29 años menor que él, habría intensificado esos excesos, según sospechaba la familia del músico.