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Masonería Femenina: mujeres librepensadoras en busca de la plenitud

Por A. Gabriela García

La Masonería continúa siendo un tema que despierta gran interés en las sociedades del mundo. Diversos interrogantes, prejuicios y opiniones giran en torno a ella. Y, sobretodo, desconocimiento respecto a qué es, cómo funciona o qué hacen realmente quienes integran esta antiquísima institución universal.

La búsqueda de la Verdad y el libre pensamiento son dos de los pilares que sostienen a esta “escuela de vida vivencial”, cuyo propósito es lograr que cada ser humano alcance la mejor versión de si mismo. O de sí misma, porque si bien siempre ha sido descrita como un espacio masculino, las mujeres han estado presentes en la masonería prácticamente desde su origen. Hoy, la lucha es por un mayor protagonismo femenino.

María Elena Castillo tiene 57 años. Oriunda de Mendoza, es una orgullosa esposa, madre y abuela. Abogada por vocación, se ha desempeñado como profesional en diversos espacios públicos y privados de la vecina provincia. Desde muy joven decidió ser masona, encarando a lo largo de su vida diversos roles dentro de la organización. Siempre con un objetivo fijo: fomentar la Masonería Femenina como una institución abierta a un montón de mujeres que quisieran desarrollar su espiritualidad en ella.

El pasado 6 de marzo fue electa como Serenísima Gran Maestra de la Logia Femenina de Argentina, organización que nuclea al resto de logias masonas distribuidas en el país. En una entrevista con Con Pacto, María Elena contó detalles acerca de esta institución.

¿Qué es la Masonería?

La Masonería guarda saberes de distintas extracciones. Es iniciática, filosófica, filantrópica y ecléctica. Provee de herramientas y propende que el ser humano busque su propio perfeccionamiento. “Nació en 1717 y se mantiene inconmovible, producto de que en su conformación tiene un andamiaje en el que puede ensamblar perfectamente la tradición con el progreso”, cuenta María Elena.

No se necesitan requisitos extraordinarios para formar parte de esta institución. Más bien, se trata de una predisposición actitudinal. “Es querer plantearse un montón de interrogantes, y querer ser una mejor persona cada día para convertirse en un eslabón útil al progreso de la humanidad”.

Existen todo tipo de mitos y teorías respecto a las y los masones. “En el imaginario colectivo se la ha estigmatizado desde el prejuicio y desde la ignorancia. Y, en realidad, la Masonería no es oscura ni sectaria, sino discreta. Resguarda sus enseñanzas para quienes estén interesados en ella, en conocerla”, afirma la Gran Maestra.

El libre pensamiento

El concepto de Libertad es muy importante en la cultura masónica. El libre pensamiento es el conjunto de ideas, enseñanzas y principios desprovistos de influencias religiosas, dogmáticas, de autoridad o tradición a los que el ser humano arriba en el proceso de búsqueda de la Verdad.

“Es una posición frente a los distintos interrogantes que los seres humanos nos realizamos en diferentes momentos de nuestra vida, y resulta de la lógica, la razón y el empirismo individual de cada persona”.

La Masonería Femenina

A lo largo de la historia, el papel de la mujer dentro de la Masonería ha sido el de la lucha por alcanzar el derecho a la igualdad para poder pertenecer a la institución. Y, si bien algunas lograron formar parte de las logias, su presencia estuvo al margen durante mucho tiempo.

Sin embargo, el paso de logias masculinas a mixtas y, posteriormente, femeninas, es prueba del trabajo de las masonas en este camino hacia el reconocimiento y la valoración del género.

En nuestro país, las primeras iniciadas existieron en 1997 bajo la guía de las masonas de Chile. Esto debido a que la Masonería Femenina aún no estaba instituida formalmente en este territorio. Ese momento llegó recién en 2002, cuando finalmente se crea la Logia Femenina de Argentina.

María Elena es una de las caras visibles de esta brega. Su inquietud y pasión por construir un espacio de libre pensamiento para las mujeres la llevó a encarnar una intensa labor, que concluyó en 2009 con el levantamiento de la Respetable Logia mendocina ‘Aurora Andina n° 5’, la primera constituida en el interior. Además ha ocupado importantes cargos, al punto de convertirse en Gran Maestra a cargo de la jurisdicción masónica nacional hace algunos días atrás.

“Hoy, las mujeres masonas somos hacedoras en la construcción de librepensadores. Nuestro papel refleja, como en tantos otros ámbitos, la batalla femenina en la búsqueda de esa igualdad que nos permita alcanzar el derecho a la oportunidad”, expresa Castillo.

La masonería femenina vela por la dignidad y por los derechos de todas las subjetividades. “Por la educación, la preparación y la participación social y cultural de las mujeres en plenitud”, afirma M. Elena.

Como organización de mujeres librepensadoras, contiene un universo de opiniones y de visibles posturas frente a las temáticas y problemáticas sociales; todas en un ámbito de convivencia tolerante bajo el paradigma del respeto. “Las mujeres masonas trabajamos para un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

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