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El Gobierno vuelve a la carga con la Corte Suprema y apura una negociación todavía sin contraparte

La versión corrió como posibilidad inminente durante todo el feriado de Semana Santa alentado, inclusive, desde despachos oficiales: el Gobierno y el kirchnerismo estarían dispuestos a acercar posiciones después del revés del Senado para nominar pronto a otros dos nuevos candidatos para la Corte Suprema, esta vez, negociados. La fórmula aplicable sería la obvia “uno y uno” como para poder arañar los dos tercios necesarios o, al menos, no tener el boicot de poco más de un tercio. En el paquete se ofrecían otros cargos como la Procuración General, pero sin detalles ni nombres homologados todavía, en el marco de un cambio de estrategia. En el Gobierno confirmaron a Ámbito que esas conversaciones existen –incluso con senadores de la oposición- y que la idea es volver a proponer candidatos lo más rápido posible, pero relativizaron la flexibilidad de la negociación. Mayo es la ambiciosa meta que se trazaron para resolver esas vacantes.

“Uno muy propio y otro no tanto pero conversado y anoticiando a los otros espacios para escuchar su reacción a los nombres”, afirmaron a este diario sobre el modo en el que imaginan una nueva selección de candidatos que no se exponga a otro traspié. ¿El oficialismo vuele a insistir con alguien del mundo académico afín al ideario libertario? Existe un plan A y un plan B que incluye otra vez un apellido compuesto.

Sin embargo, una negociación en curso fue desmentida de plano cerca de Cristina Kirchner, quien parece haber virado de estrategia (y de interlocutores) para una etapa de contención de daños respecto de su situación judicial. En torno a la ex presidenta, aseguran que no tienen ningún interés en proponer “una jueza que termine firmando disidencias”, por quedar en minoría. El nombre –que trascendió mediáticamente- de la senadora María de los Ángeles Sacnun en el máximo Tribunal, aseguran, no forma parte siquiera de la conversación interna en el campamento K. Sin una ampliación a 9 miembros que permita al PJ ocupar más de una silla no tendría sentido el esfuerzo para que el equilibrio de fuerzas no cambie. Vasos comunicantes existen, pero, hasta ahora, no hay atisbos de que haya comenzado algo parecido a una negociación, afirman.

Cambios de estrategia

Aseguran que, en este escenario, Cristina prefiere limar asperezas con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz antes de pagar un costo político por una negociación con la administración de Javier Milei. Mucho menos con el proyecto de Ficha Limpia blandido como una amenaza en su contra. Y que el único interlocutor habilitado en esta instancia es el Ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, Juan Martín Mena. Este mismo mensaje, calcado, llegó al cuarto piso del Palacio de Tribunales que se desentiende de la nueva intentona del Gobierno.

Para explorar estas alternativas, el Ejecutivo se apoya en la presunta impaciencia de la política que –pese a haber tumbado en el Senado al tándem inicial de candidatos- se encuentra ahora con que todo el poder de la Corte queda concentrado en sus tres miembros activos, algo que sería inconveniente e inconcebible. Utilizan como aliciente el precedente de 2016 donde un tribunal reducido tuvo una vigencia acotada a medio año. En esa tesis, octubre quedaría muy lejos para que todo se resuelva fuera del año electoral, algo que tampoco –por su magnitud- encuentra antecedentes para esta realidad, sobre todo, estando tan fresco el sopapo que llegó del Senado.

La relación del Gobierno con la Corte no pasa por su mejor momento, con la diferencia que ahora la tensión por heridas sin suturar lo ponen a Ricardo Lorenzetti en pie de igualdad con el resto. Afirman que no le dispensan reproches pero que proyectó escenarios que no se cumplieron, lo que es un reproche intrínseco. Desde usinas oficiales apuntan a que la Corte cree que ganó la batalla, pero ellos renuevan sus expectativas en que la revancha llegue por la vía de una negociación política que no se intentó en la primera ocasión, lo que garantizó el fracaso.

Por el lado de Cristina, la solución al problema debería llegar de la mano de un amplio menú de temas que incluyan las vacantes, la Procuración y los 150 pliegos que el Ejecutivo retiene. Sin estos elementos y sin oír la posición de la Corte Suprema (para sorpresa de muchos), no habría negociación posible. Hasta el momento, nada de esto está sobre la mesa lo que también condiciona que lo que maquinan desde uno y otro lado se concrete para mayo, como el Gobierno imagina.

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