Economía

“No es no”: La ira del nuevo señor feudal de la Patagonia

Chubut es nuevamente noticia al dejar a la industria minera metalífera fuera del RIGI, optando por adherirse parcialmente a la ley, continuando con una larga cadena de desaciertos de la política provincial que ya lleva 21 años.

Ante este suceso, varias fueron las voces que se alzaron en diferentes medios escritos, televisivos, radiales y sobre todo en redes sociales, cuestionándole al gobernador Ignacio Torres su persistente e inexplicable rechazo a la actividad minera.

Fuentes consultadas por este medio pudieron saber que, ante públicas opiniones, el obstinado gobernador anti minero montó en cólera. Hizo llamar a uno de los defensores de la actividad minera en Argentina, integrante del reconocido Grupo Sarmiento y lo llenó de amenazas, injurias e insultos, que avergüenzan la investidura que debería asumir un mandatario provincial.

Tal fue la sorpresa de este reconocido profesional de la minería que consultado al respecto prefirió sólo refrendar su compromiso con el desarrollo minero nacional y restó importancia a los caprichosos nervios juveniles de Torres. Sin argumentos para cambiar puntos de vista, obstinado, agravia y amenaza como única respuesta.

El desarrollo minero es una deuda que arrastra nuestro país desde siempre. Hay pocos exponentes que se han animado a ponerle el cuerpo y la cara. Incluso en territorios donde la simulación política deviene en populismo, donde se condena en la Meseta Central de Chubut a unos pocos habitantes que resisten y aguantan abandonados. También emerge el desinterés para con miles de familias de desocupados que nutren los nuevos conurbanos desamparados de Puerto Madryn y Trelew. Esa condena a cielo abierto quedó sellada con el pacto celebrado entre el gobernador provincial y el presidente de los diputados del PJ chubutense.

El gobernador Ignacio Torres previo acuerdo con Juan Pais mandó a la legislatura una adhesión parcial al Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI), excluyendo a la minería. No les importó apartarse de la Constitución Nacional, ya que una ley provincial no tiene entidad para modificar una ley nacional. Tampoco le dio valor a lo firmado en el Pacto de Mayo, donde frente al presidente Milei acordó impulsar al aprovechamiento de los recursos naturales.

Obscena escenografía donde políticos sin sonrojarse compiten por consolidar el pobrismo buscando sometimiento político. Nunca les importó el sufrimiento de miles de comprovincianos, se colgaron de eslóganes vacíos: “no es no” es uno de ellos. Son comandantes en Jefe del hundimiento de una provincia en la desesperanza.

Este accionar echa luz sobre personajes con cero sensibilidad humana, pero expertos en marketing. Buscan meter miedo para que callen quienes piensan diferente, quienes explican las oportunidades que pierden los chubutenses por una prohibición política absurda.

Dirigentes como Torres tratan de recordarnos que un legado cultural del liberalismo, la libertad de expresión, no existe. Pues cuando un rey feudal dice no, es no.

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