Economía

Argentina entre la Fed y el FMI

Churchill decía: si uno va pasando por una tormenta, entonces hay que seguir caminando. Dos hechos ocurridos en las últimas horas funcionan en esa forma vectorial. Por un lado, el anuncio de las nuevas metas con el FMI. Por otro, la crisis que afecta al sector bancario de los Estados Unidos. Encuadran. El dato más importante es que, en el análisis, habrá que sumar, ahora, todo aquello que aparezca en el horizonte. Mrs. Georgieva, por ejemplo, avisó ayer que se modifican las metas de acumulación de reservas como consecuencia de la sequía, pero mantiene la meta fiscal del 1,9% del PBI de déficit para 2023. Flexibiliza la meta y exigirá unos u$s2.000 M menos este año. Pero a cambio planteó que se necesita un paquete de políticas más sólido para salvaguardar la estabilidad (y pagarle la deuda). Y de paso, advirtió que tomará “medidas” para abordar los costos fiscales de la aprobación “imprevista” de la moratoria previsional. Y recordó: tasas positivas y no usar las reservas para intervenir en mercado cambiario paralelo.

A ese desafiante esquema se agrega un contexto más complicado. El ciclo de suba de tasas viene de cobrarse algunas víctimas. Se sabe: la Reserva Federal (Fed) busca empeorar las condiciones financieras, inducir a una recesión, bajar la presión inflacionaria generada por la guerra.

En el mientras tanto, sufrieron los que estaban acostumbrados a usar dinero barato para mantener su negocio. Las tecnológicas, por ejemplo. Se encareció el crédito, se abarataron los bonos del Tesoro, los bancos temblaron.

El Silicon Valley Bank (SVB) buscó capital, lanzó oferta de acciones pero, a las horas, quebró. En unas horas perdió depósitos por el equivalente a unos u$s43.000 millones, casi un préstamo con el FMI de Argentina. Hubo, y hay, miedo de los depositantes de entida-

des similares y bancos regionales. Pero, a la vez, de empresas que tienen depósitos. Hubo contagio en otros bancos como Silvergate y Signature. Todos cerrados. Ahí aparece el famoso “muro”, que es la sumatoria de los recursos de la Fed, el Tesoro y la FDIC, que da las garantías. Políticamente, las señales confun-dieron: primero Yellen dijo que no había rescate, luego rescató a los depositantes y prestó a cuenta de los bonos del Tesoro que aún quedaban en las carteras de los bancos.

Las próximas horas serán claves. Al final del ciclo, habrá que ver si las tasas de los bonos del Tesoro retroceden (menor expectativa de ajustes bruscos por parte de la Fed), el valor de esos títulos se recupera y baja el peligro de las pérdidas en las entidades. Por ahora, escenario impar. Árido. Atención.

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