Preocupación en el campo: lluvias récord impactaron en Buenos Aires y la zona centro del país

Las lluvias que cayeron sobre el centro de la Argentina durante las últimas semanas marcaron un punto de inflexión en la situación hídrica de la región. En Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, las precipitaciones superaron ampliamente los promedios históricos, provocando inundaciones que afectaron gravemente a la producción agropecuaria. En muchos casos, los registros cuadruplicaron los valores normales para esta época del año y eso agravó la crisis que muchos productores viven ya sea por las baja rentabilidad por la caída en los precios internacionales o porque aún enfrentan las secuelas de la sequía del año pasado.
En Buenos Aires, casi 2 millones de hectáreas agrícolas y ganaderas quedaron bajo el agua en 13 partidos del centro y sudoeste de la provincia, según un relevamiento realizado por Pablo Ginestet, secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap). En algunas localidades, como Bahía Blanca, en pocas horas se acumuló más agua que el promedio mensual habitual, lo que provocó cortes de caminos, evacuaciones y la pérdida de ganado en varias zonas productivas.
En un reporte reciente, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que, en la región núcleo, el 95% de la superficie recibió lluvias por encima del promedio, con un valor medio de 222 mm en febrero, casi el doble del nivel normal para este mes. En localidades como Bigand, en Santa Fe, las precipitaciones alcanzaron los 398 mm, convirtiéndolo en el segundo febrero más lluvioso de los últimos 19 años. En otras zonas, como 9 de Julio en Buenos Aires, la cifra alcanzó los 427 mm, casi cuatro veces el promedio histórico.
El impacto en la producción agropecuaria
El exceso hídrico modificó abruptamente el panorama para los productores, sean de granos o carne. La ganadería, que venía recuperándose de la sequía, sufrió un fuerte golpe con la reducción del espacio de pastoreo. En muchas zonas, los campos quedaron completamente anegados, obligando a los productores a trasladar la hacienda a terrenos más elevados o, en algunos casos, a vender parte de sus animales ante la imposibilidad de mantenerlos en condiciones adecuadas.
El sector agrícola tampoco quedó exento de las consecuencias. Cultivos de verano, como el girasol, que se encontraban próximos a la cosecha, sufrieron pérdidas considerables debido a los anegamientos y el estrés hídrico. En algunas áreas, la recolección se complicó por la falta de acceso a los lotes, lo que generó demoras e incertidumbre entre los productores.
La soja y el maíz, dos de los cultivos más importantes de la región, también mostraron contrastes en su desarrollo. Durante febrero, las lluvias duplicaron los valores históricos, lo que permitió una notable recuperación en muchas zonas. En la región núcleo, la humedad mejoró las condiciones para la soja de segunda, que hasta hace pocas semanas se encontraba en una situación crítica. Más del 50% de los lotes ingresó al período de formación de granos con niveles óptimos de humedad, lo que podría compensar parcialmente las pérdidas previas causadas por golpes de calor y déficits hídricos. Sin embargo, en el centro y oeste de Buenos Aires, los excesos hídricos complicaron la cosecha del maíz temprano, ya que la transitabilidad de los lotes se vio afectada y las demoras podrían impactar en los rindes finales. Hoy no hay piso y pasarán varios días hasta que se pueda ingresar a los lotes con las maquinarias.
En Entre Ríos, la Bolsa de Cereales provincial indicó que el promedio mensual de lluvias ascendió a 218 mm, un 63% por encima del valor histórico, con acumulados que variaron considerablemente dentro de la provincia. Mientras que en el norte las lluvias fueron escasas, en el sureste, algunas localidades como Villa Elisa registraron 464 mm, lo que marcó un récord absoluto en la región para el segundo mes del año.
Ignacio Kovarsky, titular de la Confederación de Asociaciones Rurales y La Pampa (CARBAP) aseguró que “todo comenzó en el este de La Pampa y luego las lluvias fuero hacia Buenos Aires. En Carhué, Guaminí, Huanguelén y Coronel Suarez, hubo mucha gente evacuada en zonas rurales y en los pueblos. Sí es verdad que vemos mayor cantidad de agua, en Laprida, Olavarria y General Lamadrid, donde los campos son mas bajos. Todo dependerá de cada lugar y de cómo va a ir escurriendo pero están todos los campos a tope. Hay gente en los campos que quedó aislada y muchísima producción agrícola (soja, maíz, girasol) y ganadera, con terneros al pie, donde vamos a tener muchas perdidas porque muchos no van a aguantar para salir o tendrán que llevarlos a un lugar con acceso a comida. Por suerte todavía los días son largos, pero todo viene muy complicado y los caminos son otro problema para salir o entrar a los campos”.