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COVID-19: La cuarta ola fuerza a Europa Central a volver a confinamientos y cierres

Con la incidencia de casos de COVID-19 marcando récords y la de mortalidad subiendo, varios países de Europa Central están aprobando duras restricciones, hasta el punto de que Austria, por ejemplo, debate ya incluso entre inmunización obligatoria o volver a confinar a toda la población.Países como Austria o República Checa, que en la primavera de 2020 pasaron la primera oleada con cifras de contagios y muertos muy bajas respecto a Italia o España, se ven más de un año después obligados a restringir la libertad de movimientos, con el denominador común de tasas de vacunación por debajo de la media de la Unión Europea.

La vacunación no acelera

Tras meses de inacción ante el bajo nivel de inmunización contra la COVID-19, un 65 %, que el propio Gobierno ha calificado de «vergonzoso», las autoridades austríacas llevan dos semanas aumentado la presión a los reacios a vacunarse.

Primero, prohibiendo a quien no esté vacunado o sanado ir a locales de gastronomía, ocio o estética. Luego, desde el pasado lunes, con un confinamiento solo para no inmunizados.

En las dos semanas que llevan aplicándose las restricciones a no vacunados, el número de primeras dosis ha crecido un 3,4 %, duplicando el ritmo de las dos semanas anteriores.

Sin embargo, la cifra de nuevos vacunados es ridícula si se compara con la de ciudadanos que se están poniendo ya la tercera.

En los dos últimos días, por ejemplo, el 65 % de todas las vacunas inyectadas fueron terceras dosis, frente al 21 % de primeras y el 13 % de segundas.

Con este panorama, el Gobierno austriaco decidirá probablemente mañana extender el confinamiento a toda la población, una medida que ya han anunciado Salzburgo y Alta Austria, las dos regiones donde menor es el índice de vacunación y donde mayor es la incidencia de contagios y el riesgo de colapso del sistema sanitario.

Demasiado tarde

En cualquier caso, los expertos creen que todas estas reacciones llegan demasiado tarde.

«Deberíamos haber tomado hace una semana y media todas las medidas que se pueden tomar antes de un confinamiento, lo que significa que también los vacunados deberían soportar algunas restricciones», señala Thomas Czypionka, analista de políticas sanitarias del Instituto de Estudios Avanzados.

Según este experto, sería necesario reducir rápidamente los contactos en un 30 %, pero la indecisión a la hora de qué medidas tomar «hace que un confinamiento sea cada vez más probable».

Cuanto más se tarde, advierte, más aumentará la presión hospitalaria y el número de infecciones y, por tanto, más largo y estricto tendrá que ser el confinamiento.

«Renovar constantemente el confinamiento agota la obediencia de la gente y hace que todas las medidas sean menos eficaces», opina Czypionka.

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